Escritora de mediana edad.

Escritora de mediana edad.

domingo, 25 de enero de 2015

CERO TOLERANCIA

A menudo escucho personas que me comparten que con la edad se han vuelto menos tolerantes, la mayoría de las veces se refieren a permitir conductas en los otros que afecten sus intereses o necesidades. Volverse menos tolerantes con la edad parece coincidir con darle menos margen al otro para que me dañe o se meta en mi camino, lo cuál esta bien, siempre y cuando no signifique atropellar al otro con tal de lograr mis propósitos.

Mi reflexión de hoy no tiene que ver con este equilibrio entre yo y los otros, sino con la tolerancia conmigo misma. Últimamente pienso que debo ser menos tolerante conmigo misma, dejar de posponer cosas, exigirme un poco más en algunas áreas, y no me refiero a entrar en un espiral sin sentido de trabajo, al contrario, mi autoexigencia debería de incluir también descansar más, tener más momentos de recreación con significado.

Dejarse de tonterías con los otros y poner límites firmes esta muy bien, pero dejarse de tonterías con uno mismo es un poco más complicado.Cero tolerancia conmigo misma, porque a éstas alturas de mi vida debo saber de lo que soy capaz, lo que quiero, lo que necesito, como cuidarme, como apapacharme, como complacerme. Cero tolerancia conmigo misma, creo que he encontrado mi propósito de año nuevo.

sábado, 24 de enero de 2015

CUARENTONA

No tenía conciencia de la forma en la que se utiliza el término y del impacto personal que me causaría cuando me aproximo a hacerlo propio.

Hoy lo escuche de alguien cercano, lo utilizó para referirse al arreglo personal, la frase fue algo así como: "su arreglo era como de cuarentona", no lo pude evitar, me perdí el resto de la conversación y me fui al recóndito lugar de mi mente en el que me encierro para autoanalizarme, me puse a pensar en mi propio aspecto y que tan cuarentona parecía.

No estoy diciendo que mi interlocutor utilizara el término de forma despectiva, sin embargo yo no lo tomé tampoco como algo positivo, sé que se utiliza algo similar para otros rangos de edad, es común decir que alguien se viste como quinceañera o que su arreglo es aniñado o, en general, que se ve como adolescente; pero parece que a partir de los veinte hay un salto en lo que se refiere al aspecto personal, los veinte y los treinta no merecen una mención específica en este sentido, no se escucha a menudo una referencia al arreglo de una veinteañera o de una treintañera, y tampoco es común escuchar los términos veintona o treintona, incluso escribirlos me resulta ridículo.

Los cuarenta llegan con un estereotipo tal vez similar en fuerza al de la adolescencia, verse como cuarentona.

Aún no acabo de descubrir si mi look será de cuarentona o no, no se exactamente a que se refería mi acompañante cuando lo mencionó, lo que si se es que me lo empecé a cuestionar y no puedo evitar que se mezcle con mis pensamientos como una nubecita cuando me encuentro frente al espejo en mi arreglo matutino, o cuando reviso mi guardarropa. 

No creo que exista una app que me indique que tan cuarentona me veo, si alguien la conoce comparta. 

sábado, 17 de enero de 2015

¿COINCIDENCIAS?

Hay quien cree que la vida conspira para ponerte enfrente justo lo que necesitas en el momento correcto. En lo personal suelo ser mas cínica y no creer que fuerzas extrañas se mueve para organizar mi vida cotidiana. Sin embargo tengo que reconocer que ciertas coincidencias pareces sumamente extrañas de explicar en ocasiones.

Una muy simple me sucedió en la semana, tengo en la cabeza todo esto de la crisis de la mitad de la vida y estaba escribiendo sobre la confrontación con nuestros sueños de la adolescencia, escribía sobre lo que recordaba de aquella etapa, lo que soñaba ser y hacer antes de los 40. Yo se que la memoria traiciona y que el recuerdo y el tiempo son receta perfecta para distorsión, pero todo lo que tenía era mi recuerdo, así que confiaba ciegamente en él.

Tenía un rato en la tarea cuando mi hija, que estaba arreglando su cuarto, se aparece delante mío con un extraño descubrimiento en su mano: mi diario de adolescente.

Menudo cachetadón me dio esa fuerza oculta que mueve los hilos del universo, vaya coincidencia, Interrumpí mi tarea y aún no la retomo, les debo la entrada, lo que descubrí me hizo paralizarme un rato en el análisis. Resulta que la adolescente que recordaba es muy diferente a la que se lee en el diario, mi versión de mí en el pasado en mi recuerdo es más parecida a la mí actual que a la que escribió las páginas que tenía en mis manos. Así que en honor a la verdad no añoraba sueños no cumplidos de mi adolescencia, sino más bien, sueños no cumplidos en la actualidad y que le atribuía a mi adolescencia.

Tengo tarea para la semana, el libro es una mini novela interesante, era bastante dramática y escribía con detalle, así que me leeré con gusto un rato, para realmente encontrarme conmigo en esta búsqueda de lo que será la segunda mitad de mi vida. ¿Coincidencias?

lunes, 12 de enero de 2015

LIDIANDO CON EL INSOMNIO

Novedad, últimamente tengo insomnio.
Yo presumía de mi facilidad para dormir, no importa cuan estresada estuviera, cuantas preocupaciones rondaran mi cabeza, el ritual era simple, la colocaba en la almohada y, en menos de cinco minutos, me perdía por completo en un placentero sueño que rara vez era interrumpido hasta que la alarma de mi despertador tenía la imprudencia de regresarme a la realidad. Era una bendición, lo reconozco ahora, de la que me jacté mucho tiempo.


Últimamente tengo insomnio, aún no lo considero grave, no puedo decir que todas las noches, pero cuando llevas 39 años y meses durmiendo sin dificultad la noche entera empezar a despertarte a mitad de la misma y tardar hasta dos horas para volver a dormir es una tortura.

Lo peor es lo que pasa por mi cabeza en esas dos horas, lo que debería de ser un tiempo para vaciarla de preocupaciones y pendientes, se convierte en un tiempo para saturarla sin sentido, ¿qué puedo solucionar a las 3 de la madrugada acostada en mi cama?. Además las ideas parecen saltar mas de lo normal de un tópico a otro, por ejemplo, iniciar con el problema de que me quedé sin ayuda en la casa para saltar repentinamente a mi licencia vencida y de ahí a que el próximo sábado tal vez trabaje y después a que tengo que buscar secundaria para mi hija mayor. Pausa para intentar dormirme por la fuerza, cosa que lógicamente no funciona, y nuevamente tópico tras tópico sin ton ni son.

Ver el reloj una y otra vez, levantarme por agua, ir al baño, volver a ver el reloj... DESESPERACIÓN.

Mis interrogantes son varias, la primera y más importante, ¿padeceré insomnio crónico en el futuro?, ¿tiene algo que ver con la edad?, recuerdo haber leído que los patrones de sueño cambian con la edad, ¿será un cambio relativamente permanente para mi?.

Dejo de divagar y, sin saber como realmente, termino dormida.

Despierto al día siguiente cansada y enojada conmigo misma por no haber podido llevar a cabo la única tarea que me había encomendado para la noche: dormir y descansar.

sábado, 10 de enero de 2015

¿Mediana?

Hoy me desperté con una idea fija, la palabra "mediana" colocada en el nombre del blog y que es un adjetivo que se utiliza con frecuencia ligado a la edad en la que me encuentro. Confieso que lo coloqué en el nombre un poco en automático, se supone que entro en la "Medina Edad" y el nombre no me lo cuestioné hasta ahora.
Eso sucede cuando tomamos términos en inglés y queremos colocarlos sin mas en español, en inglés el término Middle Age tiene mas sentido para mí. Pero si dejo de perderme en el término, lo que realmente tengo como un rumiante en mi cerebro desde temprano es esa idea de que llegaré a la mitad.
Lo pondré en palabras simples: Mi sentencia de muerte tomando la esperanza de vida de las mujeres en México sería alrededor de los 77 años, parece ser que por cuestiones prácticas se situara en los 80 y al llegar a los 40 se dijera: llegaste a la mitad. Bien por mi y ¿ahora que?, ¿sentarme a que se acabe?.

lunes, 5 de enero de 2015

Miedo al cambio y a que nada cambie.

Debo enfrentarlo, alrededor de los 40 me sitúo en una especie de limbo peligroso, muchas de las cosas que soñé alcanzar en la adolescencia están aquí, de una u otra forma, con más o menos dinero, con más o menos kilos, con más o menos viajes, pero en el ámbito familiar: esposo, hijos; en el profesional cierta estabilidad laboral; en lo social círculos relativamente estables, ligados a ámbitos concretos… los próximos 10 años de mi vida se vislumbran relativamente estables, esperando que no existan grandes cosas que alteren esa estabilidad relativamente segura alcanzada con esfuerzo.


Pero aquí es dónde el truco se presenta y me meto zancadilla yo misma, estoy segura de que en un momento de sinceridad autoinducida o, en su defecto inducida externamente, cualquiera en mi lugar podría decir como yo que mi mayor miedo para el futuro próximo es precisamente ese: que algo cambie abruptamente y me lleve a cuestionar de tajo mi estabilidad ya sea económica, en la pareja, en la familia o en el trabajo.
Pero al mismo tiempo, más secreto aún, más difícil de reconocer y, por lo tanto, más difícil de lidiar con él, esta el miedo paralelo, miedo terrible que se grita solamente a la almohada cuando estoy seguras de que nadie puede escuchar, miedo a que nada cambie, a seguir la corriente de la rutina, a perderme en ella, miedo a que esto sea todo lo que espere de la vida y que esto sea todo lo que le de a la vida.

Así que aquí estoy, con un miedo absurdo al cambio y a que nada cambie, mientras tanto todo sigue igual. 

domingo, 4 de enero de 2015

Aterrizando en los 40


Inicio el blog en los primeros días del año que cumplo 40 años.
Esa es la razón del nombre del mismo. Cuando estaba en la universidad al estudiar las etapas del desarrollo del ser humano me llamó especialmente la atención aquella que hablaba de la crisis de la mitad de la vida, también conocida como la crisis de los 40, leí a varios autores hablar de la misma, trabajos de investigación, entrevistas, incluso películas ilustrativas de lo que se vive alrededor de la llegada de ésta década de la vida en el ser humano, lo veía tan lejano.

Hoy me despierto y me doy cuenta de que en escasos 5 meses y días estaré soplando las velas de mi cuadragésimo cumpleaños y que, en realidad, no me siento muy diferente de cuando soplé las de los treinta.

Bueno, en aquel momento tenía dos pequeñas de uno y dos años que reclamaban cada minuto de mi tiempo para ellas, así que mis circunstancias de vida si son diferentes, pero yo, en el fondo, no me siento con diez años más que en aquel momento, creo que quién se encuentra alrededor de esta edad me podrá entender.

No me siento tampoco al borde de vivir una crisis de la mitad de la vida de proporciones épicas, no quiero volver a la adolescencia y sigo teniendo los mismos conflictos con el peso que tenía hace cinco años, pero no pienso ponerme una grapa en el estómago ni matarme de hambre los próximos días; el espejo me regresa más arrugas pero no pienso en cirugía plática ni gasto miles de pesos en cremas para la eterna juventud, las canas se cubren con la misma pintura que hace 10 años y, como los cambios en mi cabello han sido la constante en mi vida, un cambio más no lo creo indicador de crisis.

Como quien espera una tormenta pronosticada por el canal del tiempo, con el paraguas en mano, las botas para lluvia y el impermeable aún cuando el sol brilla en su máximo esplendor, así me parece que espero la llegada de mi aniversario.

Siempre he defendido el poder terapéutico de la escritura así que, que mejor forma de afrontar la mitad de la vida que escribir, un blog me pareció una buena opción para hacer la travesía, si alguien se une con sus comentarios y aportaciones bienvenid@.